COLOQUIO PARIS 2025- “MALESTAR, CASTRACIÓN, ALTERIDAD"
Malestar, castración, alteridad…una apuesta al sujeto
por Sandra Alderete, Cristina Borda, Claudio Gómez, María José Iglesias, Virginia Nucciarone, Anabella Otaviani, Leticia Scottini, Claudia Luján (lectura del texto)
El siguiente escrito es producto del trabajo realizado por un grupo de miembros de la Escuela, que aceptamos reunirnos en torno a esta tarea tras la convocatoria abierta presentada desde la Comisión Directiva y el Cartel de Extensión.
Partimos de una invitación al debate que leemos en el argumento en el que se sostiene este Coloquio.
“¿A qué llamamos «castración» y «alteridad» en la actualidad, y qué impacto tienen en el malestar de nuestro tiempo?”
Agregamos, ¿Qué lugar tiene el sujeto en este “nuevo mundo” que se nos presenta?
Los tres significantes que se recortan del título de este coloquio -“Malestar, castración, alteridad”-, oficiarán de guía a lo largo del desarrollo para intentar responder a la pregunta de qué lugar al sujeto y sus invariantes.
Acordamos con que los analistas, y el psicoanálisis, no deben estar ajenos a la “subjetividad” de la época en la que desarrolla su práctica, pero es importante no extraviarnos en la demanda que presenta lo epocal, la rapidez y la eficiencia de la eliminación del síntoma, sino que sería conveniente orientar la pregunta en torno al discurso del Psicoanálisis, y sus invariantes.
No podemos negar cómo ha impactado en todos nosotros, en nuestras vidas y en nuestras relaciones los avances científicos, tecnológicos, sociales…pero la clínica nos demuestra que hay algo estructural que permanece invariable.
Algunas presentaciones clínicas nos interpelan, nos sacan de la zona de zona de confort, nos ponen a pensar.
Orientados por la política del psicoanálisis, que es la política del síntoma, avanzamos en estas preguntas.
¿Cómo se presenta el malestar en estos tiempos?
¿Qué pasa con la pulsión? ¿Qué pasa con el cuerpo? ¿Cómo se presenta el goce? ¿Cómo atañe al lazo social?
El malestar y el goce forman parte de la existencia humana, son asuntos del cuerpo. Hablar implica gozar. Sucede que el goce no se puede domesticar, no es algo que se pueda eliminar; tampoco se puede desatender. Es parte de la vida y de la cultura. Freud conceptualiza con la pulsión de muerte cómo la repetición significante traumatiza y engendra goce. Por el hecho de hablar habitamos un mundo donde el goce despierta a la vida.
El psicoanálisis intenta producir una escritura de ese goce; otros discursos pretenden dominarlo, normativizarlo; mercantilizar los cuerpos y los goce; catalogar con etiquetas o nomenclaturas el padecimiento subjetivo.
¿Qué goces en la era digital? ¿Nos encontramos ante un reordenamiento pulsional?
En principio debemos atender que el sujeto nada tiene que ver con el individuo, con lo indiviso que proponen otros discursos.
Orientarnos por el discurso del Psicoanálisis implica al sujeto en su determinación inconsciente, en su relación al goce, en su intento de realización en el fantasma. Nada tiene que ver con el individuo de la ciencia, no es “Uno”; el sujeto todo el tiempo se está corriendo del arco del “Uno” No se puede hacer un manual diagnóstico del sujeto.
Invariantes estructurales que son el soporte de nuestra práctica, es lo que nos orienta y disminuye los riesgos de extravío.
Falo, castración, Nombre del padre, Complejo de Edipo... represión, renegación, forclusión-, nos permiten permanecer en una práctica que posibilita la introducción del sujeto en el campo del deseo.
En la clínica, ese entramado singular del sujeto es a descifrar, por eso preguntamos, por eso indagamos, no damos “tips”. Es condición necesaria el despliegue de la palabra y la escucha de esa singularidad del síntoma en la dirección de la cura.
¿Cómo se juega la castración, -o su rechazo- en cada quién? ¿Qué efectos produce en el lazo social?
La operación de transmisión del significante del Nombre del padre siempre es fallida, por estructura, pero ¿cómo vemos aparecer esa falla en el caso por caso? ¿Cuáles son las chances de que ese significante se inscriba en la estructura? Es algo que debemos investigar en lo singular de cada sujeto.
La inscripción de la castración en la estructura, efecto de la operación de la función paterna, hace posible la alteridad; “…permite encontrarnos como pares, en el respeto de la imparidad más radical”1
Ese movimiento del malestar a la alteridad no es sin la castración. El otro es otro radicalmente diferente, y eso se juega en el lazo social posibilitando mejores o peores enlaces.
Durante el tiempo de hechura de este trabajo nos encontramos con una frase: “Hay que tolerar la castración”
Este significante “tolerar” nos interpela, remite a otros significantes, se arma una cadena: Tolerar, soportar, soporte, estructura. Del “tolerar”, pasamos al soportar (o al soporte). La clínica psicoanalítica es un real a soportar, nos dice Lacan.
“Tolerar” podría pensarse como un acto consciente, un “llevar con paciencia”; el “soporte”, en cambio, lo pensamos como un hecho de estructura, sostén de la estructura. La tolerancia devendrá por añadidura, en todo caso, en el trabajo de un análisis.
El soporte es el andamiaje del lenguaje; la estructura discursiva que soporta un real que, en tanto dimensión del decir, conlleva lo más singular del sujeto: su deseo. El deseo es el contrapunto del Principio del Placer; sostener el deseo implica una renuncia al goce. Allí ubicamos otra invariante.
Del malestar al soporte, del soporte a la tolerancia, de la tolerancia a la alteridad.
Nos preguntamos: ¿Por qué nos reunimos en la Convergencia? ¿Por qué se nos hace necesario este movimiento?
¿Nos es un encuentro con la alteridad? ¿No es acaso también “soporte” de un trabajo? ¿no es la Convergencia soporte del Discurso del psicoanálisis, al mismo tiempo se sostiene en él?
Durante la pandemia nos servimos de otros soportes para seguir encontrándonos, fueron soportes tecnológicos propios de nuestra época, pero sin el deseo de cada quien, sin el sostén de los dispositivos de trabajo, sin las transferencias de trabajo, no hay movimiento.
Convergencia no es una agrupación de instituciones, no es una supra-institución, no se sostiene en una estructura piramidal, se sostiene en el deseo de cada quien en torno al psicoanálisis; y los diferentes dispositivos que nos damos para llevar adelante el trabajo.
Convergencia es un movimiento cuya orientación es el Discurso del Psicoanálisis; apostando al deseo y la otredad, al encuentro con lo semejante, lo prójimo y lo diferente. Una apuesta a causar -airear- el deseo, con nuevas formas creativas. La alteridad se juega en la escucha respetuosa del entramado del otro, que es otro; enlazado a las transferencias de trabajo que en esos lazos se establecen. Es necesario seguir re-creando el deseo en torno al psicoanálisis, dado que es un discurso necesario.
1 Referencia al Acta de Fundación de la Escuela Freud Lacan de La Plata.